“Rendición del Estado, capitulación del PSOE, impunidad para los delincuentes, humillación a la generación de la Transición, voladura del Estado de derecho y de la igualdad de los españoles ante la ley, adiós a la separación de poderes, ataque indigno a la justicia…”. Son algunos titulares leídos en los periódicos y escuchados en medos audiovisuales el viernes pasado valorando el acuerdo firmado entre el PSOE y Junts.
No quiero sumarse al coro de los pregoneros de un apocalipsis porque sostengo que España es dura como un pedernal. Dicho metafóricamente, toreó en plazas parecidas o peores a lo largo de la historia y logró salir airosa aunque con algunas cornadas.
Pero ahora corre peligro de desintegrarse. Sin entrar en detalles del acuerdo de sobra conocidos, abochorna que el candidato Sánchez, para lograr la investidura, humille a España y a su partido negociando en el extranjero con Puigdemont, un personaje huido de la justicia, que estuvo injuriando a nuestro país y mofándose de los españoles. Como abochorna que el presidente en funciones se haya rendido a Esquerra cuyo primer dirigente fue condenado y después indultado.
Ambos, Puigdemont y Junqueras, violaron la Constitución, malversaron dinero público, dividieron a la sociedad catalana y al resto de España y ahora reciben como premio la amnistía que borra el golpe de Estado y demás actos delictivos de aquellos días tenebrosos. Y Cataluña recibe un sinfín de concesiones que son un agravio para las demás comunidades, dádivas que también reciben el siniestro y radical Bildu y el “progresista” PNV, que tiene como divisa “Dios y leyes viejas” y siempre pasa por caja.
De la amnistía de diez años atrás, cuyo alcance total se desconoce, también se beneficiarán cientos de imputados, los miembros de los CDR y Tsunami Democrátic que dejaron inválidos a dos policías y heridos a muchos, saquearon comercios e incendiaron las calles. Por eso, imposible digerir el “borrón y cuenta nueva”, el mantra oficial de que “no pasó lo que vimos todos”.
Me gustaría conocer los informes de las cancillerías europeas y de la UE y saber qué piensan Scholz, Macron, Charles Michel y Úrsula von der Leyen de que el presidente Sánchez negocie el desmantelamiento de España con un personaje siniestro como Puigdemont que abrió la puerta a Putin para desestabilizar a España y a la misma UE En fin, que es muy preocupante ver en España una tensión desconocida desde la muerte del dictador porque el Gobierno, con el pretexto de “apaciguar Cataluña”, irrita a la sociedad española.
Pero, ¡para qué seguir…!. Parafraseando al profesor Juan Francisco Fuentes, los independentistas querían darse el gustazo de acabar con el régimen del 78. Ya lo han conseguido.
“La hemeroteca y la realidad”. José Castro López
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