La vida, una noria.
Un día lejano ya, dijo me una señorita, licenciada en la universidad de la vida, zapatos gastados de tanto caminar, que la vida es como la rueda de una bicicleta, a veces estas arriba otras en la pendiente, otras abajo y pesa, soportas el peso de la rueda, pero girando girando volverás a estar arriba así es la vida a veces en la penuria, a veces en la prosperidad, casos hay. Ciudad de Santos, Brasil
Hace muchos, muchos años, el pueblo de una aldeíta de Gimarães Portugal rindió homenaje a doña Adelaire, pues el pueblo recordaba que, en épocas lejanas de hambre, esta señora, nadie que llamase a su puerta marchaba con las manos vacías, una taza de caldo, un pedazo de pan humeante, conocí a la hija y nieta de doña Adelaire.
Esto no solo ocurre entre gente de lo común. Os contare la historia, la conexión entre la oscarizada actriz Julia Roberts, y la familia de Martín Luther King.
“Mis padres tenían una escuela de teatro en Atlanta que se llamaba El Taller de Actores y Guionistas. Y una vez Coretta contactó con mi madre y preguntó si sus hijos podían ser alumnos de la escuela porque les estaba costando encontrar un lugar donde los aceptaran”, explicó Roberts. Su madre accedió y ese fue el germen de una amistad. La presentadora recordó que, en los sesenta, no era fácil que los niños negros pudieran interactuar con los blancos en una escuela de interpretación.
En el momento en el que el matrimonio Roberts esperaba a su tercera criatura, los problemas económicos se habían abatido sobre la familia, en un país donde la asistencia médica básica no es gratuita. El gesto de los King permitió aliviar esta situación en un momento delicado. Julia Roberts nació un 28 de octubre de 1967. Poco más de cinco meses después, Martin Luther King moría asesinado.
Esta historia que hoy les presento un ser anónimo, doña Adelaire, humana señora de aldea, y la de la oscarizada actriz, nos lleva a pensar que, de bien nacidos en ser agradecidos, recordemos que una mano lava la otra, pero las dos lavan la cara.
Nunca sabemos en esta vida a la puerta de quien vamos a llamar.
Algunas veces haces favores, regalos que necesitan, y lo que recibes de regreso es el silencio y el olvido.
Hay gente muy buena, pero esta gente buena, hace cosas en silencio, en mi pueblo conozco gente humilde que ayudo a niños, tiempos lejanos de hambre, pasada la guerra. que luego fueron empresarios. Añadir que la cuarta guerra mundial, será a palos y piedras.
Conocemos el hoy, pero no el incierto mañana
Recuerdo la canción de Gloria Estefan “abriendo puertas”.
“Abriendo puertas, cerrando heridas
Que el fracaso es puro invento
Ya no me vengas con ese cuento, no, no”
