Los residuos, el tratamiento de los mismos así como el
reciclaje son unas cuestiones mucho más importantes de lo que
parece. Que las empresas cobren por retirar los residuos, de
nuestros pueblos y ciudades, y no por reciclarlos nos debe hacer
pensar y mucho más a nuestros gobernantes.
La falta de una cultura ecológica ciudadana es evidente, con
respeto a otros países de nuestro entorno. Aquí si podemos tener
dos o tres vehículos por familia mejor; de utilizar el transporte
público, la bicicleta, o el caminar para desplazarse, poco o nada; de
seleccionar los residuos orgánicos, plásticos o el vidrio, en muchas
ocasiones van al mismo contenedor; si podemos tirar las colillas en
la calle o en la propia playa, mejor que en una papelera o
contenedor; de reducir el consumo familiar ni pensarlo; de comprar
productos de proximidad ya no nos lo plantemos, es mejor irnos los
fines de semana a grandes superficies comerciales alejadas de
nuestro municipio y así toda una serie de “costumbres” que lo único
que conseguimos es tener una peor calidad de vida, perjudicar a
nuestro entorno y ayudar a contaminar más el planeta.
Diferentes asociaciones ecologistas tienen la valentía de
advertirnos de que los índices del PIB (Producto Interior Bruto) tiene
mucha influencia de lo que creemos sobre la calidad de vida de los
ciudadanos. Así, a un mayor PIB una mayor contaminación y
consiguientemente una peor calidad de vida. También nos alertan
del número de incendios en algunas plantas de reciclaje (un mínimo
del medio centenar al año).
Queda claro de que hay mucho camino por recorrer y que
tenemos que modificar nuestros hábitos de consumo así como la
forma de actuar en el reciclaje de los envases, de alertar a las
autoridades para que controlen y que impongan sanciones
importantes, si fuese necesario, a las empresas que incumplan las
normas de producción y elaboración de los productos. Nos jugamos
mucho: nuestra propia salud y el futuro de nuestros hijos.
JOSÉ MANUEL PENA
“Hay corruptos porque los controles no funcionan”. Manuel Velo
Se echan de menos los contrapesos que actúen a tiempo con neutralidad y profesionalidad. No hay verdadero interés por acabar con la corrupción a pesar qué según datos, España tiene más órganos de control que cualquier país de la UE. Las escaramuzas que de vez en cundo...