El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hizo público a finales de octubre la
encuesta titulada “Estudio ideología y polarización” en la que preguntaba a 4.000
ciudadanos su valoración de los partidos políticos y de los políticos que los lideran
Según el CIS, los partidos políticos generan rechazo a los españoles en distinto grado
que van desde el 29,9% del Partido Popular, el de menor rechazo, al 56,3% de Vox, el
que más rechazo suscita. Para conocer los sentimientos y emociones que producen los
principales líderes políticos daba estas opciones de respuesta: esperanza, orgullo,
enfado, temor, indiferencia y asco.
De acuerdo con lo que refleja el CIS, el presidente del Gobierno y el líder de la
oposición tienen un nivel similar de rechazo entre la población y ambos despiertan poca
esperanza, menos orgullo, mucho enfado y bastante indiferencia y asco. Mayor rechazo,
asco e indiferencia generan los líderes de la extrema derecha e izquierda radical y los
nacionalistas. Ninguno de los políticos obtiene el aprobado ciudadano.
Dicho esto, no hay que perder la perspectiva. En una democracia representativa como la
nuestra los partidos políticos cumplen una función esencial. Representan a los
ciudadanos, articulan sus intereses y permiten la construcción de acuerdos para abordar
los problemas del país. Sin partidos políticos construidos en libertad estaríamos
hablando de una dictadura o de una autocracia, su antesala. Los españoles lo saben y el
rechazo de los encuestados es al actual modelo de partidos que busca más sus propios
intereses que abordar y resolver los problemas ciudadanos.
En la misma línea hay que inscribir el rechazo a los líderes sin los que no se conciben
los partidos. El asco y la indiferencia hacia ellos, referentes de la clase política,
provienen de frustraciones acumuladas, como promesas incumplidas, los escándalos de
corrupción, la falta de empatía ante los problemas reales de la gente y la sensación de
que sus actuaciones responden más a sus intereses y los de sus partidos que a los
intereses de la sociedad en su conjunto.
Cuando los ciudadanos ven que los políticos no cumplen con su función de representar,
defender y promover el bienestar colectivo, surgen sentimientos como el rechazo y la
indiferencia, tal como refleja el sondeo del CIS. Hay que señalar que “no todos son
iguales”, que hay políticos buenos y malos, como ocurre en todas las profesiones. Lo
que la sociedad pide a todos es que tengan sentido de Estado y dignidad en el cargo.
Nota a pie de página: La encuesta del CIS fue realizada antes de la tragedia de Valencia.
Imaginen las respuestas que darían los españoles después de ver la falta de liderazgo y
la tardía respuesta a la catástrofe con la ausencia del Estado por la cínica pasividad del
Gobierno de España y la incompetencia manifiesta de la Generalitat Valenciana.
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