¿Qué te creías?, el rey del mambo.
Todos se acordarán de Napoleón, o del general Romel, pero me pregunto yo, quién se acuerda de sus soldados, porque qué serían ellos, sin sus soldados.
Le dice el niño, a su anciano abuelo, para qué plantas este naranjo, nunca comerás su fruto.
También este manzano del que tú te columpias y disfrutas, quien lo planto no lo disfrutó, pero lo disfrutas tú, no debemos de pensar en el hoy efímero, sino en el mañana, nuestra vida es efímera, pero los que viene atrás, podrán recordarnos a través de nuestras pequeñas obras.
Somos perecederos en el tiempo, no todos somos personajes históricos.
Nadie sabe quien construyó la catedral de Santiago o el Vaticano, pero la obra esta ahí, permanece, fueron muchos canteros anónimos, eran artistas, su obra permanece.
Después de ingresar en el cementerio, nos recordaran lo que dura un telediario, pero la vida de nuestros descendientes, esa es nuestra obra.
Mirando por el retrovisor, de los íntimos éramos 4, solo quedamos dos.
Pero yo no miro eso, miro cuantas amistades he creado a partir de aquellas fechas, disfruto de la evolución de la sociedad, aunque a veces la ponga en duda.
Recuerdo una frase de un poema de juventud, “Muerte lejana y cobarde” es que, a los 20 años, ¿quién no es desafiante?
¿Velitas? No, no habrá velitas, que pulmón puede apagar de un soplo, tantas decenas de velas.
¿Recuerdos? No, no habrá recuerdos, hablaremos de mañana, del futuro, no amargare a mis invitados, recordando que el abundante pasado, nos recuerda que la película va tocando a su fin.
Aunque, a decir verdad, hay pelis que ya ni se hacen, o son de corta, muy corta duración, así es la vida.
La cosa no esta en llegar, y cuanto mas lejos mejor, no, no es eso, la vida es disfrutar el camino, y agradecer a las personas que compartieron nuestra vida, a las personas que nos sirvieron de ejemplo, a las personas que nos ayudaron a construir nuestro yo.
Resumiendo, el poema a Ítaca de Poema de Konstantino Kavafis
“Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.”