Hace dos años y medio comenté en este espacio la renuncia Iñaqui Gabilondo al análisis de la actualidad que hacía a diario con la mirada crítica que le conferían la sabiduría y experiencia de una dilatada trayectoria profesional. “El problema soy yo, decía, estoy empachado. Para asomarse cada día a una lucha partidista tan polarizada y encarnizada hacen falta fuerzas que yo ya no tengo”.
El maestro de periodistas estaba asfixiado por un ambiente político irrespirable en el que predominaba la polarización y la confrontación entre partidos y dirigentes situados en don bloques antagónicos, con todos los puentes rotos y sin posibilidad de entendimiento sobre medidas políticas, económicas, laborales y sociales necesarias para mejorar la vida y el bienestar de los ciudadanos. En este ambiente transcurrió la legislatura anterior.
Pero, según una versión libre de la Ley de Murphy, “Cualquier situación por muy mala que sea puede empeorar y de hecho empeora” y aquel ambiente crispado y tenso de 2021 no solo fue a más, es que adquirió el rango de “imagen de marca” en la sesión de investidura de la semana pasada como nueva forma de hacer política.
Hasta ahora, en estos actos solemnes el candidato a presidir el Gobierno de España, además de exponer su programa político, económico y social, expresaba el deseo de ser el presidente de todos los españoles, “de los que me han votado y de los que hayan elegido otras opciones” y hacía un llamamiento a la unidad y cooperación.
La semana pasada ocurrió lo contrario. El candidato Sánchez eligió como socios a los partidos independentistas que quieren destruir el Estado y pasó gran parte de la sesión arremetiendo contra la oposición, de manera especial contra el partido mayoritario al que metió en el saco de la extrema derecha, y contra su líder, embestida que tuvo el cenit en su carcajada insolente y tabernaria, impropia de la tribuna del Congreso.
Es más, el candidato asumió el oficio de “arquitecto político” como constructor de un muro que aísle a la derecha para que no llegue a gobernar, su objetivo es eliminar a la oposición como alternativa, que es tan legítima y esencial en democracia como el mismo Gobierno. Desechó la oportunidad de dirigirse, no solo a los que le iban a investir, también a las demás fuerzas políticas con una invitación a restablecer puentes y eligió la confrontación y el radicalismo que degradan la convivencia y serán una constante en esta legislatura.
Que, además, nace con un plan económico condicionado por los pactos, con deuda record y la advertencia de agencias de rating sobre los riesgos de la incertidumbre política. Que las fuerzas físicas y mentales nos acompañen en los próximos cuatro años, que serán largos, muy largos.
“Palabra de Rei”. Xulio Xiz
En foto de hai 48 anos podemos ver ao bispo de Lugo, Ona de Echave, asperxendo a Juan Carlos e Sofía, Reis, na porta norte da Catedral de Lugo, ante a mirada atenta de José Ferro. Eran tempos nos que “palabra de Rei” significaba firmeza nos tratos das...