
Las palabras, las palabras pueden ser fuego que quema, agua que inunda, frio que congela o tibio como el primer amanecer.
Al niño, le dices un cuento y se lo cree, le dices que el ratoncito Pérez vendrá al amanecer dejar unas golosinas en su primer diente caído, y lo cree.
Le dices que vendrá Papá Noel o los Reyes Magos y se lo cree, ya que ciertamente al amanecer aparecen los regalos, los niños creen en los padres, en los maestros de la escuela.
Los primeros 10 años de vida tienen una gran repercusión en el futuro de un niño: en su desarrollo cerebral, en su salud, su felicidad, su capacidad de aprender en la escuela, su bienestar e incluso la cantidad de dinero que ganará cuando sea adulto.
Es decir puede determinar su futuro.
Pero no es determinante 100%, ya que de adulto puedes darte cuenta que fuiste engañado.
Un presentador de tv, presentador de éxito le dijeron jamás trabajaras en tv por tener en la cara ciertas marquitas. Jordi Gonzales
O aquel cantante o actor de cine le dijeron, jamás trabajaras en ello y no creyeron en las imposibilidades que les dijeron maestros incompetentes, porque en la enseñanza hay gente frustrada.
Cuesta el mismo precio una palabra de ayuda que una palabra de desánimo.
Hay que alejarse de gente frustrada, de incompetentes, eso es imposible, nadie lo hizo, no lo hagas,
Lo imposible del ayer, es posible hoy y lo imposible del hoy será posible mañana.
Lo imposible es posible, solo que lleva más tiempo.
Las normas de la casa de la sidra.
Buenas noches príncipes de Maine, reyes de nueva Inglaterra.
Cuando acostamos a nuestros hijos siempre con el buenas noches, felices sueños, decidles palabras de ánimo, de futuro.
¡JAMAS! ¡JAMAS! Hablarles del hombre del saco, del coco, o similares, nunca meterles miedo, error craso error.
Los besos y los abrazos son gratuitos, y la ausencia aún se recuerda hoy, dolorosamente