Las elecciones en libertad son el hecho sustantivo de la democracia y los resultados del domingo permiten extraer algunas conclusiones de urgencia.
Una. La primera certeza que deja el proceso electoral es que el Partido Popular ha ganado las elecciones, pero es una amarga victoria sensiblemente menor de la esperada y de la que pronosticaban las encuestas. Por eso, es una victoria pírrica porque los 136 escaños sumados a los 33 de Vox no alcanzan la mayoría absoluta para conformar gobierno.
La explicación de estos parcos resultados puede estar en que ambas formaciones libraron una guerra a cielo abierto, en el radicalismo de Vox que asustó a muchos posibles votantes, en la excesiva confianza del PP en la última semana de campaña y en la agresividad mostrada por el PSOE, también en el último tramo de la campaña.
Dos. Es una obviedad: no es lo mismo ganar las elecciones que poder gobernar. Con los resultados de las urnas, el PSOE alcanza los 122 escaños, una dulce derrota que con Sumar y con el apoyo de Esquerra, Bildu, PNV, BNG y Junts supera la mayoría absoluta. El presidente Sánchez logra la remontada y podrá reeditar el gobierno del bloque de izquierda con el cambio de socio de coalición que, en lugar de Podemos, será la formación Sumar liderada por Yolanda Díaz.
Tres. El bipartidismo no ha muerto, gana posiciones. Ninguno de los dos grandes partidos, PP y PSOE, podría gobernar en solitario, pero entre ambos reúnen el 74 % del voto. Sumar, esa nueva formación integrada por un puzle de 15 partidos, pierde escaños con respecto a Podemos; cae Esquerra Republicana y empatan PNV y Bildu, este gracias al blanqueo que le otorgó el gobierno, y Junts obtiene 7 escaños. Todos ellos ya pusieron el listón de las exigencias muy alto para votar la investidura de Sánchez. ¿Usará el presidente la Constitución como dique de contención de esas exigencias?
El Galicia, más de lo mismo. Arrasa el PP, el PSOE no levanta cabeza, el BNG obtiene el mismo resultado de 1 diputado, pese a que esta formación fijó como objetivo lograr grupo parlamentario propio, y Sumar le supera con 2 diputados logrados en de A Coruña y Pontevedra que tampoco es para echar cohetes.
Cuatro. Es curioso, pero la gobernabilidad de España está en manos del partido liderado por Puigdemont, un prófugo de la justicia española que está chuleando a los españoles y puede provocar una situación de bloqueo político. También puede ayudar a conformar gobierno a cambio del indulto y de otras hipotecas. ¿Se plegará el presidente Sánchez a sus exigencias?
Cinco. El bloqueo sería el peor escenario. Abocar al país a nuevas elecciones es lo que los políticos deben evitar porque esa no es la voluntad del pueblo que quiere algo tan elemental como que se entiendan y no lleven a España a un estado de inestabilidad política y de ruina económica. Bastante tenemos con la crisis de la deuda, el déficit, el paro y los ajustes que vendrán impuestos por Europa.