En mi escrito matutino de hoy, no voy a poner nombres, si acaso los nombres los ponéis vosotros-as, pues tal vez no coincidan con los míos, así pues, ahí vamos.
El primero es de un político que se pasó media vida (es un decir) o casi combatiendo las autonomías, como si ellas fuesen a romper España, y resulta que, pasados los años, este político es presidente de una autonomía, tiene que vivir, cobrar un salario y trabajar con aquello que él había combatido con todas sus fuerzas.
Otro político había combatido con todas sus fuerzas, incluyendo el uso y abuso de la asociación de vecinos, para que no se realizara el club náutico, donde hoy está, alegaba razones o no razones, ya que la razón es fruto del pensamiento.
Y al final donde dije digo, digo diego, acaba siendo presidente de aquello que él combatió.
Otro caso es el de un noble escritor, novelista, digo noble en el reconocimiento de responsabilidad y vida interior que llevaba, pero la vida da muchas vueltas, y la crisis económica también le visita.
El que un día dijera, que estaba dispuesto a firmar ante notario que nunca aceptaría el Príncipe de Asturias, acabo recogiéndolo, si bien es cierto que el premio material no era para él, sino para pagar los estudios de dos adoptados sobrinos, con cuya familia de adopción vivía, al sur de España, en la otra orilla. Sus buenos amigos trabajaron, para que su dolor no fuese tanto y consiguieron amainar su paupérrima vida, aunque paupérrima no sea la palabra adecuada, pienso yo.
El otro más calamitoso e indecente es de un premio Novel español, que llego a decir que “el Cervantes, es un premio cubierto de mierda”, pero en 1995 acepta el premio y la mierda. Este Nobel, de premio en su juventud fue censor del gobierno de Franco, un escritor censor de otros escritores, es que la indecencia no tiene cobijo. En su tumba tiene una losa igual a la de Franco en el valle de los Caídos, casualidad. Un día le dijeron señor C esta usted durmiendo, él responde, ¡no! estoy dormido. Es igual, no, no es igual ya que tampoco es igual estar jodido, que estar jediendo.
El otro caso, es de un futbolista que defendió los colores de la selección española y ahora juega a trocear España, con un razonamiento Goebbeliano.
Jugó en la selección española 47 partidos, Mundial de 1994, Eurocopa 2000, Juegos Olímpicos 1992, medalla de oro para España.
Y ahora su responsabilidad, su ser consecuente con su vida igual que otros, le lleva a atacar de forma esdrújula, aquello por lo que un día luchó.
Estas son las sorpresas miserables que nos guarda la vida, es cierto que, Quien al cielo escupe, en la cara le cae.
Hace años participe en unos cursos de ética, viéndome un amigo con varios libros bajo el brazo, preguntome y le conté, a lo que él me respondió, dame una definición de ética, hablamos y recuerdo que él me dijo: Manuel, “la ética es un paño que cada uno corta a su manera”.
Estas son las cosas de las miserias humanas, acaban siendo esclavos de si mismo, es preferible, ser dueños de nuestros silencios, que esclavos de nuestras palabras.
Yo no digo nada, solo que, aquí lo dejo.
Cuantas lágrimas y cuanta miseria, tapan las alfombras de palacio, más mierda que en un establo olvidado.
