“El Poder negro”. José Castro López

La rebelión del futbolista Vinicius nos devuelve al año 1968 cuando Tommie Smith y Yohn Carlos, los dos atletas negros de EE.UU que, después de ganar las medallas de oro y bronce en México 68, mientras sonaba el himno de su país, inmortalizaron el Black Power, el Poder Negro. Con el brazo en alto, sus puños cubiertos con guantes negros y mirando al suelo denunciaron la discriminación que los negros sufrían en su país.
El jugador del Real Madrid está haciendo historia por su juego extraordinario y sus goles determinantes y ahora por su valentía para denunciar -con poco éxito, por cierto- los desprecios e insultos que está recibiendo en distintos campos de fútbol en una de las persecuciones más salvajes a un futbolista Lo sucedido en el campo de Mestalla fue la gota que rebosó el vaso, situó bajo la lupa de todo el mundo el racismo en España -presidente de Brasil, alto comisionado de la ONU, FIFA, entrenadores…- y abrió el debate del racismo en el fútbol, la pasividad de la Federación Española y de Liga de Fútbol Profesional, también de la permisividad de los árbitros con los rivales que se enfrentan a este jugador que es el que más faltas recibe en el campeonato español. Fue como un rejón de muerte a la imagen de España y al prestigio de esos dos organismos responsables de dirigir el fútbol español.
La Federación ya venía ya tocada por indicios de corrupción en su seno, por elBarçagate y las sospechas de soborno a los árbitros y por el compadreo Rubiales-Piqué y las comisiones millonarias para llevar la supercopa a Arabia. Por su parte, la Liga de Fútbol Profesional está al frente de un deporte y su presidente dice que no tiene competencias para sancionar…
A pesar de todo esto, nada se mueve porque el proceloso mundo del el fútbol tiene su estructura, sus leyes, su justicia deportiva y se comporta como un “estado” dentro del Estado español, al margen de las normas elementales de la rendición de cuentas. Tebas y Rubiales tiene más poder que el Gobierno, que tampoco se atreve a ejercer su control en busca de más transparencia.
Presiento que, pasados unos días, solo quedarán los comunicados de condena y todos mirarán para otro lado. Federación y Liga de Fútbol Profesional seguirán con sus intrigas y luchas de poder y la Secretaría de Estado para el deporte sumida en el silencio.
Y la próxima temporada volverá a los estadios el racismo y los desmanes de los espectadores que se creen con licencia para insultar a jugadores y entrenador del equipo contrario y a los árbitros.
Lo grave es que el insulto, el odio y la violencia verbal hace tiempo que salieron de los estadios y se instalaron en la política y en la sociedad. ¡Qué falta hace una dosis de educación y buenos modales!.