Hoy es el reconocido de del libro.
En mis 60 años de relación con el libro, solo una vez, estuve a punto de deshacerme de él, aeropuerto de NY.
El otro día encontré un libro de Artur Schopenhauer, de 60 pesetas, salario mínimo entonces 19 €, era el ahorro de la hormiguita.
En aquellos años en el Barbanza en invierno por una razón u otra casi todos los días quedábamos sin luz, las velas y linternas eran fieles compañeras.
Mi juventud la radio, la tele, en negro y tardía.
El libro era el fiel compañero, con él mantenía diálogos, discusiones, batallas dialécticas, el libro es un ser vivo.
Los libros de viaje, te enseñan el mundo, pero a su vez te invitan a viajar para que puedas tu tener tu propia experiencia, y no la del autor.
Todos los libros te invitan a algo, a descubrir lo desconocido, a soñar, a saber, que tú puedes, te enseñan a debatir, a buscar, investigar, ampliar conocimientos.
Antes de los libros los niños de mi época, comenzábamos por los cuentos, Capitán Trueno, El Jabato, Roberto Alcázar y Pedrin, Hazañas Bélicas, coleccionábamos, cambiamos entre nosotros, la lectura nos enseña a escribir.
Cuando jóvenes libros de poesía, de entre todos déjenme mencionar dos, Rosalía de Castro Y Machado.
Biografías, para buscar el norte.
En fin, cada uno lo suyo.
El último regalo, pues hace tres días un libro, para robarle una sonrisa a una buena amiga.
Lo triste, lo doloroso, es conocer personas que nunca, nunca en su vida leyeron un libro por voluntad propia, tal vez alguno por obligación escolar o ni eso.
Me duele haber regalado algún libro, que sé, podría ayudar a ver el mundo de otra forma, pero dolorosamente soporto, que ni fue abierto, allí dormita en un rincón.
Bécquer.
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
En este caso no será el Arpa de Gustavo A Bequer, será un libro olvidado, nadie vera, que con el libro entregue varias horas de mi vida, sacrificadas en el trabajo, para obtener el importe, que reclama el librero.
Para quien esto firma, no hay día del libro, sino del año, el libro forma parte de la vida.
La lagrima ignara no encontrara pañuelo que seque las lágrimas.
manueldominguez.es. lavozdelaemigracion.es
