
Dicen las crónicas que fue uno de los discursos más importantes del Rey Felipe VI en el exterior, que recuerda por su relevancia el mensaje que dirigió a la nación tras el
referéndum ilegal de Cataluña en 2017.
Lo pronunció en San Juan de Puerto Rico a donde acudió a finales de enero con motivo del quinto centenario de la fundación de la ciudad. Allí, “en mi viejo San Juan”, como dice una de las canciones más emblemáticas y nostálgicas de la isla que canta Javier Solís, el Rey recuperó la palabra “hispanidad” para poner en valor el hermanamiento entre España y Latinoamérica unidas por una lengua común que mantiene los seculares lazos históricos, culturales, económicos y sociales.
Pero lo más importante de su discurso fue la reivindicación del modelo español de colonización de América frente a los movimientos indigenistas que ven en la conquista y colonización una operación de exterminio de las poblaciones y un expolio de sus recursos naturales.
“Los nuevos territorios se incorporaron a la Corona en situación de igualdad con los demás reinos”, dijo el Monarca, y frente a la tentación de pedir disculpas llamó a “sentirnos orgullosos todos, puertorriqueños, españoles y el resto de los pueblos hispanos” por los valores y principios que llevó España a América: “su lengua, su cultura y su credo, su arquitectura civil y religiosa y con todo ello aportó valores y principios, como las bases del derecho Internacional con la promulgación de las leyes de Indias, que fueron como un anticipo de declaración de derechos humanos.
El legado cultural que dejó España en aquellos países y el mestizaje desmontan la “leyenda negra” que nace por razones políticas, económicas, culturales y religiosas propagadas por los enemigos del España dada la hegemonía creciente de nuestro país a partir del siglo XV, sostiene Borja Cardelús, presidente de la Fundación Civilización Hispánica en el libro América hispánica: la obra de España en el Nuevo Mundo
(editorial Almuzara).
“Los españoles llevamos allí lo que era España”, dice Carmen Iglesias, presidenta de la Academia de la Historia. Hubo batallas sangrientas en las que muchas tribus indias lucharon junto a los españoles frente a los imperios indígenas, pero nunca hubo genocidio. No hay que pedir perdón por un pasado que se sitúa en otro contexto y otras mentalidades”.
Estas mismas tesis aparecen en el libro La sombra de la leyenda negra (Ed. Tecnos), escrito por quince especialistas procedentes del CSIC y de universidades españolas y extranjeras, que concluyen que “la leyenda negra fue un relato desfavorable e infundado de quienes atacaron la hegemonía de la Casa de Austria”. Bartolomé de las Casas cifró en 15 millones los muertos entre los aborígenes, pero los historiadores achacan el grueso de la mortalidad a las devastadoras epidemias causadas por enfermedades que llevaron los descubridores a América. Añaden estos expertos que “es improcedente
hablar de genocidio o de exterminio”.
Dice la profesora Villeverde Rico, Catedrática de Ciencia Política de la Universidad Complutense, que la leyenda negra “achaca a los españoles unos estereotipos impregnados de tintes racistas” y lamenta que “muchos españoles se avergüencen de nuestra historia. Hay que asumirla como fue, con sus sombras y sus luces y si me apuran, fue más ejemplar que muchas otras que escribieron otros países”, afirma
Por tanto, quienes hablan de genocidio y exterminación deberían documentarse leyendo estos libros, a Santos Juliá y a otros historiadores rigurosos que desmontan esa leyenda que el hispanista francés Joseph Pérez cree que “surgió de la hegemonía española y delos rencores que suscitó su poder militar, su expansión territorial, su influencia diplomática, su hegemonía monetaria y su dominio cultural”.
El discurso del Rey llegó en el momento oportuno porque desde hace unos años España y su legado son atacados por dirigentes populistas americanos, el último López Obrador en Méjico, periódicamente Maduro en Venezuela, Pedro Castillo en Perú que lleva un record de cambios de gobierno, a los que se unen otros mandatarios de la órbita bolivariana que desconocen la historia y la manipulan a su antojo buscando un enemigo exterior para tapar las vergüenzas de su mala gestión, que es la técnica del populismo y de las dictaduras.
Estos “nuevos libertadores” están sumiendo a Latinoamérica en la irrelevancia y sus arremetidas contra la España del descubrimiento y de la colonización, que les salen gratis, son una cortina de humo que isimula sus ineficiencias y los problemas internos de sus países que ellos no saben resolver.