Pues tal como prometí, y salvo que ocurra algo muy grave, esta serie va llegando a su fin. Pero a medida que nos acercamos a la fecha clave del día 11,lo que nos va deparando la actualidad no hace otra cosa que confirmar nuestras peores predicciones. Pocas veces en mi vida quise estar tan equivocado. Me encantaría que en medio de esta saga, incluso dentro de semanas o meses, alguien con criterio apoyado en datos fidedignos e irrefutables, irumpiera en mi muro diciendo:” Es usted un bocazas. Pretendía asustarnos con sus escritos, pero eche un vistazo a la realidad. Afganistán es un remanso de paz. El Talibán ha destruido sus plantaciones de adormidera y gracias a la inversión china, el país se está convirtiendo en ejemplo de prosperidad y toletancia”. Sería estupendo, verdad?
Más aún que quien les habla, pidiera perdón públicamente por lanzar una serie de acusaciones que caen por sí solas. Créanme cuando les digo que haría todo esto de muy buen grado, aunque me temo que no va a ser posible.
Ayer, sin ir más lejos, llegaban imágenes del Conservatorio de Kabul, donde los “estudiantes” han decidido que en su Emirato no hay lugar para la expresión musical. Y por si a alguien se le ocurría llevarse los instrumentos y tocar en su garaje, cual hacía ese genio que es Ara Malikian mitigando el ruido de las bombas que desgarraban el Beirut de su infancia a golpe de acordes de violín, los han destruido a conciencia. Timbales, guitarras, pianos. Todo inservible . Instrumentos “peligrosisimos” y depravados, según entienden los nuevos amos del país. Una nación que avanza a pasos agigantados hacia el peor de los infiernos. Donde todo, absolutamente todo, salvo rezar y trabajar como mulos, pasa a estar prohibido. El otro día ya les hablaba sobre esas sociedades inhumanas donde se impone una doctrina que no deja espacio al humor. Pues desde ahora, ni esa ni ninguna otra manifestación artístico-creativa, tiene lugar en Talibantown. Y me sigo haciendo la misma pregunta: Alguien con un mínimo de sentido de la decencia va a prestarse a negociar con semejantes especímenes? Señor Borrell: anda usted por ahí? Señor Durao Barroso: donde están las resoluciones de la ONU? Señores empresarios que juegan a cada hora con el fraude de ley: seguirán con su tactica cínica y repulsiva alegando :”si yo no lo hago, otro ocupará mi puesto?” (de Qatar, Turquía o China no hablamos. Ellos juegan en otra liga. La del “todo vale”). Sinceramente. Por más vueltas que uno le de al asunto, no hay manera de encontrar el menor atisbo de racionalidad entre las nuevas autoridades del país. Hablan de establecer relaciones con casi cualquier otra nación y repiten cual “jaculatoria profana” que no son los mismos de 1996. Pero lo son. Incluso cabe la posibilidad de que hayan empeorado. Por lo pronto, no es que rompan todo lo que no les gusta(ya lo habían hecho con los Budas Bimmayan), sino que reparten palizas por doquier. Da igual si eres opositor, mujer, periodista o si pasabas por la calle a la hora de los “palos”. Cierto que a muchos no los matan, pero juegan con ese poder de la imagen. Quien ve las espaldas marcadas, los verdugones y las magulladuras, entra en pánico(algo normal y para nada criticable). Ese miedo es el que poco a poco se va imponiendo por todo el país. Ciudades, pueblos, aldeas. Incluso el pastor que vigila su rebaño de cabras. Nadie escapa de esa sensación. Y una vez que el terror se institucionaliza, no hay vuelta atrás. Han destruido tu resistencia(física y emocional), así que comienza la fase de adoctrinamiento. Siempre lo mismo. La dictadura perfecta. Poco importa si el que está al frente lleva un trapo en la cabeza, viste de “pijama” o lleva un brazalete con esvastica.
Los nazis en su día, no tardaron ni un año en controlar uno de los países más avanzados del mundo,hasta el punto de que los alemanes ya veían como normal las quemas masivas de libros de los “autores malditos”. Ojo, los soviéticos, sin tanta parafernalia ni desfile de antorchas, hacían otro tanto.Primero con Stalin. Luego, con quienes siguieron la estela. De hecho, cuando aquel genio heterodoxo que era Rudoph Nureyev decidió desertar a Occidente, el departamento de ejecutores del KGB, que tenía sus siglas, organización y jefes propios(la “Voennaya Kontra Radezna”) activó un plan para partirle las piernas. Nunca se llevó a cabo, pero el solo hecho de que existiera, asusta.Así que ya ven. El totalitarismo, en cualquiera de sus vertientes o ramificaciones, es igual de nocivo, y siempre se vale un instrumento infalible :El Terror.
En el caso afgano en particular, y del Islam en general, se produce una contradicción digna de estudio. Y me refiero a ese concepto de la hospitalidad que si invoca el viajero, obliga al jefe de clan a protegerle con independencia de que fuera amigo o enemigo. Sin duda, la práctica procede de ese ambiente hostil que supone el desierto, unido a las costumbres propias de los pueblos nómadas. Al viajero perdido o necesitado se le prestaba ayuda, pues de lo contrario estaba abocado a una muerte segura. Hoy por ti mañana por mi, que diríamos nosotros. Seguro que dicho proceder les sonará de películas como LA BESTIA DE LA GUERRA o ÚLTIMO SUPERVIVIENTE, ambas desarrolladas en suelo afgano. Pero en esto, igual que en otras cuestiones, puedo hablar con conocimiento de causa ya que lo viví en primera persona. En un barco con tripulantes sirios. Luego, en otro con turcos. Daba igual que hubieras entrado al asalto y que se hallasen en una situación irregular. Cuando llegó la hora de comer, sacaron pan sin fermento y latas de conservas. Nos ofrecieron a nosotros en primer lugar. Y ya les adelanto que no estaba envenenado. Solo cuando acabamos, procedieron ellos a alimentarse.
En el caso de los otomanos, llevaban un cocinero a bordo. Hizo el té más sabroso que he probado en mi vida.
Quiere eso decir que son buenos? No. De tener opción nos habrían pasado a cuchillo a todos, pero eso no es óbice para que actúen conforme a sus tradiciones.