
Sigo con poco humor. La realidad que nos rodea, y golpea, no permite que aflore la vena sarcástica. Menos aún, la indolencia. La tragedia afgana, más allá de ser crónica de una muerte anunciada, demuestra que la Historia se empeña en ser cíclica. Lo curioso es que antes no se podía analizar de forma tan precisa como en la actualidad, y pese a ello, cometemos idénticos errores.
Los británicos, que ya anduvieron por aquellas montañas mucho antes que sus primos americanos, deberían haberles advertido de que aquello es una ratonera. Tratar de aplicar principios democráticos a una población ajena a dicho concepto tiene el mismo éxito que cuando el Rey Canuto exigió a la marea detenerse. Pues o sabes nadar o te ahogas. Y aún sabiendo, es posible que la corriente te arrastre a donde no quieres ir y ya no sepas volver.
Pues bien. Como estaba hablando de ese Imperio Británico, no está de más recordar lo que le ocurrió al general Gordon en Jartum mucho antes de que esta ciudad se convirtiera en capital del moderno Sudán.
Allí no sólo confluyen varios ramales del majestuoso Nilo, sino que era un centro comercial y puesto avanzado. Por aquellas fechas(hablo de los años 80 del SXIX), Egipto y Sudán formaban una especie de entidad común. En el sur surgió un líder religioso que se autoproclama Madhi (una especie de mesías islámico que decía hablar por boca de su profeta Mahoma, cual reencarnación o avatar).Pues por extraño que parezca, muchos creyeron en su palabra y se formó un poderoso ejército que avanzaba sin apenas oposición (les suena?). En la Metrópoli decidieron que aquello había que pararlo y fueron a buscar a Gordon a su retiro dorado. Este hombre, aún siendo un excelente militar, hoy sería puesto en entredicho por múltiples cuestiones que van más allá de la mala costumbre de juzgar a personas de otra época según parámetros contemporáneos. Pero ese no es el caso (dejemos el morbo para otro momento). Tras llegar a Egipto y reorganizar sus tropas, cae en cuenta de que al lado del más que limitado contingente británico, la mayor parte de la milicia está compuesta por Bachi-bazuks egipcios. No sabemos si el general solicita un incremento de fuerzas coloniales, si le fueron denegadas, o si creyó que los instructores habían hecho un buen trabajo con el personal autóctono. Sea como fuere, cuando llegó el momento de la verdad, pudo comprobar como el espíritu combativo de las tropas locales deja mucho que desear, por no decir que es nulo(también les suena, verdad?). Cuando los derviches del Madhi se lanzan al asalto, previo asedio de la ciudad, las defensas se derrumban sin remisión. Resultado. Victoria de los fundamentalistas y Gordon decapitado.
Hubieron de pasar bastantes años hasta que otro general, Kitchener, recupere iniciativa y honor. Y para ello fue con todo. Un ejército bien pertrechado. De los que saben como comportarse en combate. Este segundo asalto tuvo lugar en Ondurman(al otro lado del río). Poco le valió a los sudaneses ni la fe ni el arrojo. Cayeron diezmados bajo el fuego de fusiles y de las primeras ametralladoras.
Porque en batalla, no hay lugar para experimentos románticos. Se va con todo. Y si tienes más potencia de fuego, arrasas al enemigo. Punto pelota.
Luego ya veremos si queda alguien con quien negociar. Pues como ahora todos somos muy buenos. Nos da vergüenza el pasado. Sacamos peluches y cantamos “Imagine”, los extremistas se descojonan en nuestra cara.
Afganistán está muy lejos, verdad? Pues veremos…
