Decíamos el otro día- Capitulo 2
No entiendo, o si entiendo.
Hay un país que goza de un clima que invita, un país que recibe 90 millones de visitantes que buscan buen clima, buena gastronomía, una cierta seguridad, cierta ya que no es lo que un día fue.
Una tierra llena de historia, monumentos, museos, en fin, un país que invita a vivir, muestra de ello es la cantidad de personas de otros lares que vienen a compra propiedades para vivir, lo que no pueden vivir los nativos.
Dicho esto, resulta inentendible que en ese país una de cada cuatro ciudadanos sufra depresión.
Es similar a la historia de la esposa y la amante, una se come los sinsabores de la vida y otra disfruta de los placeres de la opulencia.
Si un joven ingresa 1.400€ y aún trabajando su pareja llegasen a los 2.800 o 3.000€ dependiendo de donde viva, no pueden formar un hogar si el miedo, a causa de la responsabilidad aplazan ser madres hasta los casi 40 años, si no pueden disfrutar de la vida, si son esclavos del trabajo, horas e inestabilidad.
Asalariados con dos o más pagadores: deberán declarar si sus ingresos son superiores a 15.000 euros anuales. Ante la necesidad, quien tenga dos mal llamados empleos es castigado por el gobierno, si los 15.000 no le llegan para vivir como puede aun pagar a hacienda. Quien gane 1570 €, mes tendrá que declarar, esto es un abuso inhumano, es un robo descarado, leyes echas por quienes almuerzan en el congreso a un menú de 4 €.
El vino blanco o tinto tiene un precio igual de barato que la cerveza, para poder tomarnos unos pinchos con amigos. La copa de blanco cuesta solo 1,25 euros y la de tinto a 2,05. Un precio que se pueden permitir más de uno de los diputados que lleguen a esta cafetería. Ante esta situación como no sufrir depresión, angustia.
El país esta enfermo, a causa de que los más inútiles de clase están en el poder, y los valiosos no quieren entrar en política.
Como malvive el pueblo y la opulencia de los políticos, pero lo mas dañino no es eso, es su inutilidad, es insultante
¡Golfos indecentes!