Y no hablo de los ríos o los montes hablo de la gente, de las personas que habitan esta piel de toro¡increíble!
Publico un escrito hablando bien de un amigo, mas exactamente no hable bien he descrito una realidad, un ser humano enorme toda su vida dedicada a atender a los más necesitados.Tengo una amistad de cerca de 60 años, nunca un enfado.Hice un escrito relatando cosas de su vida, vivencias y el orgullo de ser amigos.
Y alguien comenta “Te acompaño en el sentimiento y preciosa despedida.”Somos un país que solo hablamos bien de los muertos, para dar reconocimiento hay que morirse.
Otro caso, dando las gracias.Una abuela va a la tienda, con la niñita, prueban ropas y parece ser no le quedan bien a la niña, la dependienta, participa y dice, si, cuando yo era niña también solía tener algún problema, pero al hacerme mayor ya el cuerpo se estabiliza, eres muy guapita.
La abuela habla con el hijo, padre de la niña y le dice de la delicadeza de la dependienta, el padre va a la tienda y le dice a la dependienta, cuando ella pregunta usted que desea, él le dice vino hace pocas horas una señora con su nieta la atendiste y quiero personalmente darte las gracias, por tu sensibilidad, la chica se vuelve roja y pregunta ¿Qué mal hice, que paso?
Luego ella me dice, pensé que hiciera algo malo, nadie viene a dar las gracias.
Qué país somos.
Después de una grata charla, le pedí la dirección de la empresa, y a la dirección, envié una postal de agradecimiento y reconociendo de esta empleada.
Si estamos prestos para presentar nuestras quejas, presentemos gracias cuando sea menester, hablar bien de la gente, en este país parece ser que es pecado.
Qué pena, que tristeza, tener que morir para que a uno le den justo reconocimiento.